En la actualidad, tanto las empresas como los trabajadores autónomos tienen en común dos problemas fundamentales.
Por un lado la necesidad de liquidez, entendida ésta no sólo como el dinero que voy a necesitar en la actualidad, sino también de cara al futuro para solventar posibles complicaciones que puedan aparecer en el día a día; por otro, financiar ese proyecto de inversión que nos permita crear nuevas áreas en nuestro negocio, expandir nuestros servicios o simplemente empezar de cero uno nuevo.


